RAW vs. JPEG

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Una imagen RAW es el equivalente a la imagen contenida en una película química no revelada. A diferencia de esta, el RAW se puede “revelar” tantas veces como queramos, y en una química solo podemos procesar una vez dicho negativo (de diferentes maneras, eso sí… utilizando diferentes productos para el proceso de revelado, pero solo una vez).

Muchos fotógrafos piensan que no ganan mucho utilizando el RAW, en lugar del JPEG y que el post-proceso genera más problemas que ventajas, aunque solo sea por una cuestión de tiempo empleado para cada fotografía o bien una cuestión de volumen de disco utilizado.

Post-Proceso

En primer lugar el tiempo de post-proceso no debería ser un proceso largo, de hecho lo más lógico es aplicar los parámetros marcados “tagged” que contiene como información adjunta el fichero RAW (el más común es el balance de blancos) y que son todos los aquellos que necesitaría la cámara para crear el JPEG si trabajáramos solo en este formato y solo ajustar ligeramente aquellas tomas que vemos mal expuestas.

Fundamental

No olvidemos que la cámara crea RAWs y los convierte a JPEG, con lo que perdemos entre 4 y 6 bits de información por cada pixel… que equivalen a un número de colores de entre 60 millones y más de 4 billones de colores. Dicho así parece tremendo, pero es cierto.

8 bit JPEG (24 bits de cálculo) que dan un total de 16.777.216 colores diferentes.
12 bit RAW (36 bits de cálculo) que dan un total de 68.719.476.736 colores diferentes.
14 bit RAW (42 bits de cálculo) que dan un total de 4.398.046.511.100 colores diferentes.

Si el RAW solo fuera para ajustar niveles en el post-proceso querría decir que nosotros somos técnicamente malos fotógrafos, ya que necesitamos de esos ajustes para conseguir la exposición correcta… y ese no es el caso. El RAW es fundamentalmente una cuestión de calidad de la imagen de partida… Así que veamos este formato por donde debemos.

Cuestión de “Tonos”

Los tonos son los que dan los colores, a mayor número de tonos más naturales son los colores.

8 bits (JPEG) contiene 256 niveles de luminosidad o tonos diferentes por cada pixel
12 bits (RAW) contiene 4.096 niveles de luminosidad o tonos diferentes por cada pixel
14 bits (RAW) contiene 16.384 niveles de luminosidad o tonos diferentes por cada pixel

Imagen de 12 bits RAW
Niveles disponibles Zonas afectadas
2.048 Luces más altas (Primer paso de diafragma, más alto).
1.024 Zonas de luz (segundo paso de diafragma).
512 Tonos medios (tercer paso de diafragma).
256 Zonas de sombra (cuarto paso de diafragma).
128 Sombras más oscuras (quinto paso de diafragma).

Imagen de 8 bits JPEG
Niveles disponibles Zonas afectadas
69 Luces más altas (Primer paso de diafragma, más alto).
50 Zonas de luz (segundo paso de diafragma).
37 Tonos medios (tercer paso de diafragma).
27 Zonas de sombra (cuarto paso de diafragma).
20 Sombras más oscuras (quinto paso de diafragma

Imagen de ejemplo al final del post (Sombras más oscuras)

En la imagen podéis ver una zona oscura de cualquier fotografía, aparentemente subexpuesta (es una ampliación)…

RAW vs. JPEG
A – JPEG 8 bits – 20 tonos | B – RAW 12 bits – 128 tonos

Este efecto es muy visible si hacéis ampliaciones de zonas en la imagen, en definitiva, el algoritmo de compresión del JPEG de las cámaras no tiene otra alternativa para representar algunos tonos y tira de los que cree similares. Este trabajo lo realiza mucho mejor programas como el Adobe Photoshop, por ejemplo.

En luces altas el efecto es mayor 2048 vs. 69 tonos… pero no es tan extremo y pasa desapercibido en muchos casos, que no en ampliaciones. Normalmente aparece como manchas de color grisáceo sobre fondos blancos, que no son otra cosa que texturas que se han perdido… (Ejemplo: fotos de boda, ya que los vestidos de las novias tienen tonos muy claros).

No olvidemos que el JPEG es un formato de imagen con pérdida, ya que su algoritmo está pensado para ahorrar espacio y no para dar calidad.

Ajuste de niveles en el post-proceso

Una vez explicadas las diferencias en de tonos que aporta cada formato, apliquemos esto al post proceso… Cuando estamos alterando la exposición original de la toma, tenemos un número mayor de niveles de trabajo, con lo que tenemos menos probabilidades de fallo si forzamos la exposición de una fotografía.

Una vez ajustada la fotografía RAW, si la guardamos en JPEG perderemos información, pero se descartaran aquellos tonos que no necesitamos, ya que hemos trabajado con un número mayor de tonos y el ordenador es más eficaz que la cámara a la hora de calcularlos para su compresión, con lo que el efecto de pérdida será menos aparente, que no inexistente. No obstante, si queremos mantener todos los tonos, lo ideal sería post-procesar las imágenes generando ficheros TIF (16 bits) por ejemplo, pero ese es otro tema, ya que aparecen otros factores, como el ICC (sRGB, Adobe RGB, CMYK) que utilicemos en dicha conversión o en el momento del disparo del RAW y que tienen gamas tonales diferentes…

 

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